Esta es la historia de Kutxiletto “El cuchillo riojano”. Sí, soy un cuchillo de cocina y quiero contarte cómo nací…

Cuenta mi creador que llegué en una etapa muy difícil de su vida personal, la soledad y la depresión colmaban su día a día, había perdido todo su dinero producto a malas decisiones y su confianza estaba por los suelos.
Un día cuando estaba en la cocina de su casa, mientras cortaba cebollas y verduras pensaba, – ¿Qué tedioso es recoger todos estos trocitos? – Que feliz fuera si este cuchillo cebollero me sirviera para recoger todo de forma fácil.

Y allí, en ese preciso momento se le ocurre la idea de soldar una hoja de cuchillo cebollero con un recogemigas. El resultado ya te lo puedes imaginar.

– Madre mía, que Frankenstein de cuchillo me ha quedado.

Después de varios días de uso y mirando lo bien que funcionaba. ¡Estaba encantado con su invento! y fue a contarle a sus familiares y amigos; la mayoría se sorprendieron por lo que había hecho y entre burlas por lo feo que era la herramienta le animaron a que siguiera mejorándolo.

El camino al éxito

Tras darle algunas vueltas, contactó con una empresa de patentes para hacer un estudio de mercado. El resultado fue alucinante,  acababa de inventar un nuevo tipo de cuchillo; no había nada igual en el mundo de las patentes.

En ese tiempo su madre se encontraba en sus últimos días. Al contarle su idea, ella le respondió: – Hijo, de los cobardes no hay nada escrito. En ese momento su espíritu emprendedor se encendió con fuerza, – ¡Es ahora o nunca!

Empezó el largo camino hacia el éxito. Visitó un cocinero de renombre de Fuenterrabía, que al ver el invento expresó – ¡Y este engendro! Tras probarlo en su cocina le resultó útil y le dio algunos consejos para mejorarlo y… ¡que lo hiciera «bonito, por favor»!

El próximo reto fue lograr un diseño atractivo, ergonómico y funcional… – Tengo que reconocer que he quedado chulo. A que sí, ¿verdad? Y así nací yo, en la Rioja, Logroño, España.